miércoles, 22 de octubre de 2014

Adan y Eva o mi amor por un beemeuve

Resulta que anoche se estrenó un programa que va de cuatro zagales -dos machos y dos hembras por aquello de la paridad- con un nivel cultural que deja al hijo de la Pantoja colocao directamente como catedrático universitario de alto caché. Qué nivel, Maribel.

Una de las chavalas no es tonta y tiene las ideas muy claras de lo que quiere y que no es otra cosa que un nene guaperas, si bien, lo más importante, es que el pimpollo tenga un beemeuve, un Mercedes o un Audi, o los tres a ser posible, y pasta por castigo. Eso si, la guita es para hacerse la manicura, comprar caviar y vestir de alta costura porque a la muchacha no le gustan ni los museos ni el arte. Además, yo creo que esta chavala tenía más ganas de buga que de encontrar a su media naranja. Qué arte de chiquilla, tú.

La otra zagala, se auto define como una belleza, guapa guapa, pequeñita, pero más apaña y guapa guapa que las pesetas rubias. Se lo dice ella misma y toda su chiquipanda. Vamos que es un partidazo y está divina de la muerte. Por cierto, la chiquilla se dedica a maquillar cadáveres (que es una profesión como otra cualquiera, ojo) porque dice que cada vez se muere más peña y aquí hay futuro. Ah, también destacó que después del curro, se da una duchita para quitarse la “peste a muerto” y ya está, ya se puede ir de pinchos a vivir la vida. Por cierto, que la princesita de cuento no sabía el significado de “polivalente” ni qué coño es el Manzanares. Ea, ahí queda eso.

En la parte de los machos, hay un muchacho de Córdoba que se ve que se cuida tela, que curra cuando puede de camarero y que le dedica unas cuantas horas al gym al día, algo que está muy bien. Ya sabes “mens sana in corpore sano”. Además va todo depilaito, que los pelúos ya no les gustamos a las muchachas de hoy. Por lo que se pudo ver, el chaval está bien servio de lo suyo y por eso se define así mismo como un golfo.

El otro macho es de Madrid, si de la capital, una ciudad que no hay que olvidar que está en mitad del campo, como todas. A este, que se confiesa niño mimao, parace ser que si le va lo de la cultura. De hecho, lleva varias obras de arte tatuadas. Además es un partidazo porque su papá tiene un concesionario de coches de alta gama que hace que se le pongan los ojos saltones a una de las nenas que decía que ella en la primera noche con un chico ná de ná, de no ser, claro, que el papa del muchacho (esta vez sin acento) venda beemeuves, Mercedes o Audis de alto copín y que el chaval, que aunque sea de belleza distraída, tenga un cuerpo trabajao a base de bien y una buena minda pa la mirinda, por qué no decirlo.

Conste que no me escandaliza el hecho de que el cuarteto se pasee en bolas por la playa. Yo nací en pelotas, me ducho en pelotas con gente que, en pelotas, se ducha después del partido de Pádel de los jueves, incluso me baño en playas donde el personal va en pelotas aunque haya medusas. Esa no es la cuestión.

Personalmente creo que el que los concursantes se paseen en pelota picá por la isla son un cebo, un reclamo facilón para la audiencia y nada más. El programa no aporta nada nuevo, más de lo mismo. Un mojón de programa, vamos. Lo que habría que plantearse es donde esta la línea que marca la frontera de lo que haya que emitir o no en televisión.


En fin. Tendrá que ser así