Ni la jodida crisis, ni los cinco
millones de parados, ni los recortes sociales, ni el sueldo de los altos
jerifaltes de la banca, ni la ola de frío siberiano, ni los recortes en la
sanidad, ni la subida del IRPF, ni las bajadas de sueldo, ni la no convocatoria
de oposiciones, ni el precio del gasoil, ni la reforma laboral, ni el precio
del aceite de oliva, ni el escándalo de los eres falsos, ni la reforma en
educación, ni las dificultades económicas, ni el tranvía de Jaén, ni la
victoria de Rubalcaba frente a Chacón, ni el terrorismo, ni la inmigración, ni
las pensiones.
Lo que realmente ha tocado la
fibra sensible de los españoles esta última semana ha sido la sanción a
Contador y la mofa, befa, escarnio e insulto hacia los deportistas españoles
que un día si y otro también nos llegan desde Francia. Y es que una cosa es
hacer una broma, aunque sea de mal gusto, y otra bien distinta es andar
tocándonos los huevos a los españoles con lo de que los éxitos conseguidos por
nuestra gente se debe a que aquí todos los que ganan algo es porque se dopan. ¡Y
“un merde”! -creo que se escribe así-.
Y es que la historia es muy
jodida para los gabachos, y a los datos me remito. Hace ya más de un cuarto de
siglo que no ganan un “Tour”, desde 1985 para ser más exactos, mientras que los
españoles en las últimas dos décadas hemos demostrado que a esto del pedal no
hay francés que nos doble, al menos de momento.
En Roland Garros más de lo mismo.
Nadal es el rey de la tierra batida parisina levantando hasta en seis ocasiones,
y muy a pesar del público francés, “la
Copa de los Mosqueteros”, y vamos a por una séptima en cuatro
días. El último tenista galo en hacerse con tan preciado trofeo lo consiguió en
el año 1983. Ya se han hecho algunas vasijas de arcilla desde entonces. Y lo
peor de todo para el deporte francés es que a los nuestros todavía les queda
pólvora suficiente como para ganar unas cuantas batallas más.
Por cierto, hablando de batalla y
parafraseando a mi compadre Antonio Agudo, a los galos solo les queda decir que
cuando les dimos para el pelo a las tropas de Napoleón hace dos siglos en
Bailén fue porque el General Castaños y sus tropas iban dopados. Oír para
creer.
Como esto de los idiomas no se me
da demasiado bien os lo voy a decir muy clarito. En ESPAÑOL, para que nos
entendamos. Son solo tres palabras, ocho letras dedicadas a todos los que dudan
de la limpieza del deporte español. ¡Que os den!
Tendrá que ser así.
* Artículo publicado en Diario Ideal el domingo 12 de febrero de 2012