domingo, 12 de febrero de 2012

¡Que os den!

Ni la jodida crisis, ni los cinco millones de parados, ni los recortes sociales, ni el sueldo de los altos jerifaltes de la banca, ni la ola de frío siberiano, ni los recortes en la sanidad, ni la subida del IRPF, ni las bajadas de sueldo, ni la no convocatoria de oposiciones, ni el precio del gasoil, ni la reforma laboral, ni el precio del aceite de oliva, ni el escándalo de los eres falsos, ni la reforma en educación, ni las dificultades económicas, ni el tranvía de Jaén, ni la victoria de Rubalcaba frente a Chacón, ni el terrorismo, ni la inmigración, ni las pensiones.



Lo que realmente ha tocado la fibra sensible de los españoles esta última semana ha sido la sanción a Contador y la mofa, befa, escarnio e insulto hacia los deportistas españoles que un día si y otro también nos llegan desde Francia. Y es que una cosa es hacer una broma, aunque sea de mal gusto, y otra bien distinta es andar tocándonos los huevos a los españoles con lo de que los éxitos conseguidos por nuestra gente se debe a que aquí todos los que ganan algo es porque se dopan. ¡Y “un merde”! -creo que se escribe así-.

 A ver, envidiosos –me refiero a los franceses-. A pesar de  no contar con los medios de los que disponéis en “La France” para formar y entrenar al personal, los nuestros se lo curran a diario a base de trabajo duro, esfuerzo y sobre todo de mucho “courage” y pelotas, que de eso nos sobra por estos Lares, para hacer frente a quién se ponga por delante a la hora de competir en cualquier disciplina.

Y es que la historia es muy jodida para los gabachos, y a los datos me remito. Hace ya más de un cuarto de siglo que no ganan un “Tour”, desde 1985 para ser más exactos, mientras que los españoles en las últimas dos décadas hemos demostrado que a esto del pedal no hay francés que nos doble, al menos de momento.

En Roland Garros más de lo mismo. Nadal es el rey de la tierra batida parisina levantando hasta en seis ocasiones, y muy a pesar del público francés, “la Copa de los Mosqueteros”, y vamos a por una séptima en cuatro días. El último tenista galo en hacerse con tan preciado trofeo lo consiguió en el año 1983. Ya se han hecho algunas vasijas de arcilla desde entonces. Y lo peor de todo para el deporte francés es que a los nuestros todavía les queda pólvora suficiente como para ganar unas cuantas batallas más.

Por cierto, hablando de batalla y parafraseando a mi compadre Antonio Agudo, a los galos solo les queda decir que cuando les dimos para el pelo a las tropas de Napoleón hace dos siglos en Bailén fue porque el General Castaños y sus tropas iban dopados. Oír para creer.

Como esto de los idiomas no se me da demasiado bien os lo voy a decir muy clarito. En ESPAÑOL, para que nos entendamos. Son solo tres palabras, ocho letras dedicadas a todos los que dudan de la limpieza del deporte español. ¡Que os den!

Tendrá que ser así.

* Artículo publicado en Diario Ideal el domingo 12 de febrero de 2012