jueves, 15 de diciembre de 2011

Navidad a medias

Definitivamente parece que los españoles estamos abocados a celebrar una Navidad a medias. Es lo que hay con la que nos está cayendo encima, y lo que aún está por caer si nos ceñimos a la realidad de un país al borde del abismo. Estamos con el agua hasta el mismísimo pescuezo y vivimos con la lógica preocupación de que siga subiendo el nivel y nos acabemos ahogando con nuestra condenada prima de riesgo.


Y es que así no hay quien se atreva a nada o casi nada. Los ayuntamientos se ven obligados a recortar también en Navidad en gastos que hasta hace unos años eran imprescindibles para que las calles se llenaran de luz y color con el objetivo de  convertirlas en grandes centros comerciales que atrajesen a gentes de otros lares para hacer sus compras en la época de consumo por excelencia.
Muchos de nuestros pueblos y ciudades lucirán a medias.  Los consistorios no quieren ni pueden gastar lo que no tienen, y las empresas tampoco se fían no vaya a ser que se queden colgadas, otra vez.
En los hogares de millones de españoles pasará algo similar. Se terminó lo de poner encima de la mesa todo tipo de manjares aunque solo sea por una vez al año sin tener en cuenta que luego llegaría la jodida cuesta de enero.
Este año habrá que conformarse con lo que buenamente uno pueda. Si hay deseo de marisco, tendremos que echar mano de un kilito de gambón mediano que sale bien de precio y no está mal de sabor, ya que el bolsillo no da para gamba blanca de Huelva, y el jamón tendrá que ser paletilla este año, y serrana,  que lo de ibérica se nos escapa del presupuesto.
Sin embargo no podemos dar la espalda a la realidad. Miles de familias no tendrán nuestra suerte y a duras penas pueden poner un plato de comida encima de la mesa a diario para alimentar a sus hijos. Se les acumulan las deudas y la amenaza de terminar en la calle con una mano delante y otra mano atrás -que se dice en mi pueblo-  es tan real como la vida misma. Estos son los motivos por lo que les digo que esta será una Navidad a medias, en la que una parte está llena de alegría por lo que significa esta, y  otra parte contiene el  pellizco en el estómago y el miedo en el cuerpo por la incertidumbre.
Por eso este año hemos de ser más solidarios que nunca con los que más lo necesitan. La labor de organizaciones como Cáritas, Banco de Alimentos, Manos Unidas o Cruz Roja por mencionar solo a alguna de ellas, es fundamental para estas familias. Nuestra solidaridad también.
Les pido que no olviden que los ancianos y los niños son los más perjudicados de esta crisis y sobre todo les pido que sean solidarios esta Navidad. Dibujemos entre todos una sonrisa en la cara de los más necesitados. Juntos podemos. Seguro.
Tiene y tendrá que ser así.
* Artículo publicado en Diario IDEAL el domingo 11 de diciembre de 2.011